JA... como siempre aparece al final, parece que no, que no está y uno entonces se mete al agua tranquilito tranquilito. Nada, disfruta de el dejarse llevar y zaz! sí, está ahí. Nos muerde, nos perturba y nos deja flotando a la deriva.
malditos tiburones-.-
En otras cuestiones...
El otro día tuve la suerte de ser espectadora del nacimiento de un nuevo amor. Manos que sigilosamente se rozan hasta tomarse fuertemente. Con los ojos cerrados, él se voltea hacia ella y ella se deja contener por él. Respiran con suavidad, casi al unísono, y sólo escuchan la música, porque aún no son concientes de la otra cosa que se oye, se ve y se siente.
Camila y Nicolás tienen sólo 7 años.